Hace más de cuarenta años, la República Popular China promulgó la política del hijo único. Entre otras muchas consecuencias imprevistas, dio lugar a un enorme desequilibrio de género y a un inevitable cambio social protagonizado precisamente por las mujeres, cada vez más presentes y visibles en las universidades y en el mundo laboral, y más alejadas de las tradiciones que las quieren esposas y madres. Pero, como ha pasado y pasa en Occidente, la ruptura de los moldes patriarcales conlleva sanción y estigma: en China, las mujeres que no desean casarse tienen que vivir con la etiqueta de «desechadas»; y las que sí quieren tienen muy complicado encontrar una pareja dispuesta a respetar su independencia, especialmente en un contexto en el que el hombre, en disposición de elegir por una mera cuestión numérica antes que cultural, sigue prefiriendo una mujer sumisa y acorde al modelo tradicional. Roseann Lake presenta en estas páginas las historias de cuatro mujeres -y de sus familias- a través de coloridas anécdotas, decenas de entrevistas y una rigurosa investigación histórica y demográfica que combina la crít