Un conmovedor homenaje al poder de la palabra escrita y al deseo innato de libertad. Dos adolescentes chinos son enviados a una aldea perdida en las montañas  del Fénix del Cielo, cerca de la frontera con el Tíbet, para cumplir con  el proceso de «reeducación» implantado por Mao Zedong a finales de los  años sesenta. Soportando unas condiciones de vida infrahumanas, con unas  perspectivas casi nulas de regresar algún día a su ciudad natal, todo  cambia con la aparición de una maleta clandestina llena de obras  emblemáticas de la literatura occidental. Así pues, gracias a la lectura  de Balzac, Dumas, Stendhal o Romain Roland, los dos jóvenes descubrirán  un mundo repleto de poesía, sentimientos y pasiones desconocidas, y  aprenderán que un libro puede ser un instrumento valiosísimo a la hora  de conquistar a la atractiva Sastrecilla, la joven hija del sastre del pueblo vecino. La crítica ha dicho...
«Una auténtica joya de humor y poesía que hay que leer ya.»
Le Nouvel Observateur «La pasión por la literatura occidental y la evocación de una educación  sentimental convierten la lectura de esta primera novela en un auténtico placer.»
L'Express «Si va a leer una sola novela, elija ésta: vale por cien.»
Le Figaro «Estamos ante un verdadero regalo [...] Novela sutil, impregnada de una  extraña belleza, que ningún amante de la buena literatura se debería perder.»
Territorios «Un exquisito texto que les recomiendo [...] lo que Dai Sijie propone es  recobrar el recuerdo de esa embriaguez sin resaca que proporcionan las buenas historias.»
El País «[...] Una simplicidad y una eficacia narrativas que hacen de Balzac y la joven... un libro subyugante.»
ABC Cultural «Les recomiendo encarecidamente que lean Balzac y la joven costurera china, de Dai Sijie, donde se explica cómo el arte puede ser fuente  de vida, de inteligencia y felicidad.»
La Vanguardia «La novela de Sijie conduce al corazón de la literatura: al lugar donde  la palabra y la ficción son saberes de salvación, no por las ideas que  puedan transportar sino porque abren mundos y resonancias con la palabra.»
El Periódico