Jean-Jacques Rousseau ha pasado a la posteridad como gran defensor de la bondad del hombre: el ser humano, viene a decirnos, es bueno por naturaleza y solo se corrompe cuando vive en sociedad. Los males, sin embargo, surgen de cierto tipo de sociedad: aquella en la que las personas no han podido elegir libremente su contrato social. Esta idea constituía un mensaje claro y directo en favor de la libertad.