Movimiento clave en la historia moderna de Europa, la Contrarreforma fue un proceso de transformación que vivió la Iglesia de Roma entre los siglos XVI y XVII como respuesta al desafío doctrinal, pero asimismo social y político, que supuso el luteranismo, y en el cual desempeñó un papel central la Congregación romana del Santo Oficio. Orientada, más que a definir este proceso, a comprender su complejo desarrollo, organizar sus etapas y profundizar en las cuestiones que plantean las nuevas investigaciones, esta obra, ya clásica, de Elena Bonora examina su compleja evolución desde la reacción frente a la fractura protestante hasta el fortalecimiento del papel político y espiritual del papado; desde la preparación del arsenal institucional e ideológico para la lucha contra la herejía hasta la afirmación del modelo de control clerical sobre la sociedad, y desde su consolidación y estabilización en la primera parte del siglo XVII hasta su progresiva desintegración algunos decenios más tarde.