"A menudo se cree que la historia no es tan importante como la teología a la hora de abordar la egregia figura de Jesús de Nazaret. Craso error. La arqueología permite aproximarnos a él desde el estudio de las piedras, del trabajo de campo y del análisis de los expertos. Ello se demuestra, por ejemplo, con el descubrimiento en 2020 de un baño ritual de hace dos mil años o del llamado «Esqueleto 4926», rescatado de las entrañas de la tierra con el fragmento de un clavo de hierro fijado en su talón, a imagen y semejanza de Jesús.