Yo, que tantos hombres he sido es, ya desde su título (un conocido fragmento de Borges), un homenaje al mundo de la literatura. Compuesto por relatos, microrrelatos e incluso algún poema, este libro aborda el universo literario desde diferentes perspectivas: el ansia del narrador por contar y contarse; la pasión devoradora del lector; los nuevos puntos de vista con los que abordar un clásico; la voz femenina tantas veces silenciada e incluso la ciencia ficción. Así, por las páginas de esta obra mixtificadora, original y de mirada socarrona pasan don Quijote, Durandarte, los hermanos Grimm, Cortázar, Bécquer, Luis Martín-Santos o Mary Shelley. Uno de los objetivos es la búsqueda de un lector cómplice, que utilice este libro como juguete literario y disfrute de sus páginas empezando por el principio, el final o el medio; yendo adelante o hacia atrás en su lectura, según el ánimo y los intereses de cada cual. Por otra parte, se propone el uso del pequeño glosario que acompaña a los textos, donde se repasan, con tono desenfadado y mordaz, algunas de las obras y autores homenajeados, y que puede usarse como cart