Un premio encontrado en una chocolatina es para Charlie la posibilidad de salir de la miseria y participar, con otros niños, en el juego de un excéntrico vendedor de chocolates, donde sólo habrá un vencedor. Conocerá así un fantástico lugar, ideal para un niño, donde las vacas dan leche con chocolate y los helados no se derriten nunca. Un juego de contrastes, con grandes dosis de exageración, aporta humor e ironía a esta historia, que se ha convertido ya en una obra clásica de la literatura infantil.