Todo lo que Clara Davenport siempre ha querido hacer es ascender en Davenport Innovation Creative, la empresa de juguetes de su familia, y el plan va según lo previsto hasta que les acusan de robarle a un fabricante de juguetes independiente el diseño de una muñeca, lo que provoca una oleada de mala publicidad. Jack Kelly se alegraría de no volver a oír nunca más el apellido Davenport, ya que, ni siquiera un año después de que un tipo trajeado apareciera en su puerta con un saco lleno de promesas, la empresa ha plagiado su diseño. Así que cuando la mismísima Clara Davenport se presenta en la ciudad con la esperanza de convencerlos a todos de que su empresa no es el enemigo, Jack está decidido a no dejarse engañar dos veces. Sin embargo, Clara tiene un plan para ganárselos y no tarda en darse cuenta de que bajo la fría actitud de Jack se esconde la llave del corazón del pueblo... y tal vez también la del suyo propio.