Poco imaginaban los incondicionales fans de Les Luthiers y entusiastas exégetas (Màrius Serra y Álex Grijelmo) cuyas loas adornan la solapa que, en paralelo a sus labores de archivero mayor del grupo, trabajaba ya Carlitos en la redacción de sus
propias memorias. Y sí, de tan preclaro músico y compositor y no menos erudito bufón, es preciso también saber, entre otros muchos inconfesables spoilers, que es docto y alumbrado hombre de ciencia, con acreditada fosilifilia, y fue siempre infatigable voyeur de toda suerte de extrañas criaturas, asistido siempre por una insaciable curiosidad de enciclopedista y bendecido por otras tantas e igualmente loables aficiones. Llevó también y se entrega ya sin recato alguno a una vida plena si bien no cantada hasta ahora, no por ello menos digna de ser contada.
Este nuevo libro viene a completar una suerte de trilogía donde narra otros aspectos de su vida, a saber: sus azarosas andanzas cada vez que se bajaba del escenario. Carlitos, o el loco, como lo rebautizaron sus compañeros, ha recorrido el mundo observándolo con ojos de niño. Todo le interesa y todo lo maravilla: un pajarito o una caracola, una fórmula química o un jeroglífico, una jitanjáfora o una cinta de Moebius.
Y es que no solo hay vida allende los escenarios, sino que resulta tanto o más fascinante que la desplegada sobre las tablas, y de ello dan fe las aventuras de este luthier a quien le pasaron tantas cosas