Presentación.- Prefacio.- Introducción.-
PRIMERA PARTE. LOS PILARES ORIGINARIOS DEL CRISTIANISMO AFRICANO.- Capítulo 1. Tertuliano.- Capítulo 2. Cipriano y las persecuciones.- Capítulo 3. El cisma donatista y sus consecuencias.- Conclusiones.-
SEGUNDA PARTE. LOS CIRCUNCELIONES EN LAS FUENTES LITERARIAS Y JURÍDICAS EXPLÍCITAS.- Capítulo 1. Optato Milevitano.- Capítulo 2. Agustín de Hipona.- Capítulo 3. Concilio de Cartago de 404.- Capítulo 4. El edicto de Marcelino.- Capítulo 5. "Codex Theodosianus" XVI, 5, 52.- Capítulo 6. Pseudo.Jerónimo.- Capítulo 7. Posidio de Calama.- Capítulo 8. "Praedestinatus".- Capítulo 9. Víctor Vitense.- Capítulo 10. Casiodoro.- Capítulo 11. Isidoro de Sevilla.- Capítulo 12. Beato de Liébana.- Conclusiones.-
TERCERA PARTE. LOS CIRCUNCELIONES EN LAS REFERENCIAS NO EXPLÍCITAS.- Capítulo 1. El segador de Mactar.- Capítulo 2. Optato Milevitano.- Capítulo 3. Agustín de Hipona.- Capítulo 4. Filastro de Brescia.- Capítulo 5. Teodoreto de Ciro.- Conclusiones.-
CUARTA PARTE. OTRAS FUENTES DE INFORMACIÓN.- Capítulo 1. Documentación arqueológica.- Capítulo 2. Documentación epigráfica.- Conclusiones.-
QUINTA PARTE. INTERPRETACIONES HISTORIOGRÁFICAS.- Capítulo 1. Siglos XVI-XIX.- Capítulo 2. 1900-1964.- Capítulo 3. De 1964 hasta la actualidad.- Conclusiones.-
Conclusiones generales.- Bibliografía.- Índice de fuentes.
La historiografía tradicional ha usado el término "circumcelliones" para delimitar a un dispar conjunto de herejes/cismáticos extremistas cristianos de supuestos orígenes bereberes. Fueron famosos por sus acciones violentas en el África romana durante el siglo IV y los albores del V. Se dice también que fueron un movimiento social que disputó contra la injusticia. Los "circumcelliones", o aquellos que merodean alrededor de las "cellae" , nunca se autodenominaron con este apodo. Sea así entendido que el concepto que empleamos posee un embalaje notoriamente subjetivo y peyorativo. Una concluyente mayoría de la documentación que conservamos asocia a los circunceliones con el cristianismo donatista. Podemos considerarlos, así pues, como miembros integrantes de una corriente «anticatólica», pero de ningún modo antirromana. Su procedencia rural y su componente indígena púnicohablante no se acompañan de ningún dato que pueda llevarnos a pensar que se trató de una tendencia «separatista» o «nacionalista». En relación con el factor «social», muchos investigadores se han sentido más s